To bit or not to bit, ingeniera en desarrollo de software, criadora de mantis, mujer transgénera

Etapa Escondiéndome: La escuela

Desde la primaria hasta la preparatoria fui a escuela de hombres sin salir del closet, para mí fue difícil porque era de los compañeritos bulleados, me hacían apodos y no faltaron los balonazos a la hora del recreo, aprendí que la vida es difícil cuando no eres de la bola que le gusta el fútbol o es considerada normal, por lo que intente suprimir cualquier movimiento, voz o actitud amanerada que pudiera delatarme, tanto así que cuando salí del closet mucha gente decía que no se me notaba.

Pero sucedió algo muy padre, conseguí muy buenos amigos, amigos que estuvieron conmigo en la misma escuela, algunos desde el kínder hasta la prepa y aun después de estudiar carreras diferentes en escuelas diferentes y así, nos seguimos viendo y teniendo mucho contacto. Recuerdo mucho poder contar con ellos en los recreos para jugar basquetbol o para si alguien se quería meter con alguno de nosotros se metía con todos, aunque normalmente les tocaba defenderme. Mi salida del closet con ellos tuvo reacciones diferentes en cada uno, con algunos todavía me junto con sus familias y uno que otro me dejo de hablar, creo que es muy diferente cuando alguien sale del closet como trans que como gay, sé que les duele haber perdido un amigo pero saben que ganaron una amiga muy parecida a él.

Mi escuela era católica no te enseñan que es ser LGBT, ni que no es una elección sino una aceptación de una condición que no se puede cambiar, pero ahí estoy escondiéndome como campeona, reprimiendo esa parte de mi mientras me bulleaban, mi mamá me educó diciendo que si me molestaban no les hiciera caso, equivocación total. Llegué a secundaria y mis maestros me recomendaron que me defendiera que no me dejara, y eso hice empecé a contestarles y si llegaba a golpes, no me importaba darlos o que me los dieran por lo menos era señal de que si conmigo se metían les iba a responder y a ver a donde llegamos con eso, hoy a mi edad es muy recomendable hacerlo teniendo un buen abogado.

Llegue a preparatoria y aun que en la secundaria ya empezábamos a tener hormonas y a sentir nuestras preferencias sexuales, con pelo en pecho y voz gruesa, yo seguía con mi fetiche, no es ninguna etapa ni moda, normalmente esas cosas no duran tantos años. Mi pie me creció rápido y no logré a cachar el mismo tamaño que los zapatos de mi mamá. Mi gusto era y es por las mujeres, me encantan y entendí que tenía que ser hombre para ellas, equivocación de nuevo, no tienes que ser alguien más para otra persona, nunca. Pero regresando al punto sentía una mejor relación con mis demás compañeros me ajuste en cosas que nos gustaban en común como el domino y el billar. Salía con mis amigos que ninguno resulto ser LGBT hasta donde sé, ibamos a Coyoacán a emborracharnos e invitar a chicas, aprendí a hablar como hombre, a insultar como hombre y defenderme como hombre.

Así que al final en la escuela hice muy buenos amigos, aprendí mucho, y logré aprender y asimilar la vida, como una mujer aprendería a vivirla sin prejuicios y reglas machistas.

Si les gustó compartan sino también, los quiero.